Cuando hablamos de marketing se nos viene a la cabeza campañas publicitarias en radio, televisión, prensa y otros medios de comunicación tradicionales.
El prestigio de la marca, el embalaje o la decoración del establecimiento son ejemplos de factores que ayudan a que los usuarios se decanten por un producto.
Se ha comprobado que todo no está inventado, no son pocas las empresas que han incorporado como herramienta de marketing “el aroma”, debido a que los clientes no compran simplemente un producto sino experiencias.
Un stand de cremas de productos de aseo personal que huele a hierbas y flores, una zapatería para mujeres con fragancias dulces, una tienda de bocadillos que huele a pan recién horneado. Los acondicionadores de aromas pueden amenizar un punto de venta y hacer más prolongada la visita del cliente eventual. El esfuerzo tiene su recompensa: una tienda con aroma vende un 33% más que una que no lo tiene.
Haciendo una analogía, en la que la propietaria de un establecimiento es la empresa y los clientes son los trabajadores, se tendría que pensar siempre en conseguir las mejores experiencias para estos clientes.
Sin duda, un factor que mejorará la experiencia de nuestros clientes es ofrecerles una formación audio visual personalizada, donde pueda verse el propio centro de trabajo, los puestos de trabajo, los equipos de trabajo con los que se desarrolla la actividad y, en definitiva, su realidad.